miércoles, 25 de enero de 2017

MARTIN ALVAREZ GRANADERO NACIDO EN MONTEMOLIN (BADAJOZ)





MARTIN ALVAREZ GRANADERO NACIDO EN MONTEMOLIN (BADAJOZ)




El Granadero de Infantería de Marina Martin Álvarez
En la memorable jornada de San Vicente, quedaron una vez más patentes las virtudes militares del Cuerpo, pero entre todos los héroes de la jornada, que fueron muchos, destaca el granadero Martín Álvarez, cuya vida fue publicada en forma novelesca por nuestro antecesor don José Arnao.
Nacido nuestro héroe en Montemolín, Badajoz, pasa a Sevilla para alistarse como soldado en caballería, el 26 de abril de 1.790 y en lo que le dijeron llamarse "los dragones del viento", que en realidad era la 3ª Compañía del 9º Batallón del Cuerpo.
Embarca en el navío "Gallardo", en Cádiz el 16 de septiembre de 1.792; pasa con Gravina a Francia y a principios de 1.794 figura en la dotación del navío "San Carlos" que salía para las Antillas; vuelve en 1.795 con un convoy de dinero, a Cádiz. El 26 de enero de 1.796 sale para Cartagena en el navío "Santa Ana" y pasa luego a la guarnición del "Príncipe de Asturias" y de nuevo en Cartagena pasa (el 1 de febrero de 1.797) al "San Nicolás de Bari", mandado por el Brigadier Don Tomás Geraldino, cuyo buque navega en conserva del resto de la escuadra a Málaga a recibir un gran convoy.
El combate naval de San Vicente, el 14 de febrero, se encuentra en su puesto en la toldilla disparando como granadero contra el navío inglés "Captain", en el que Nelson arbolaba su insignia, y al mismo tiempo estaba de guardia de escolta de la bandera a él confiada.
Abordados por el inglés, toma su sable y arremete contra el oficial que venía en cabeza a arriar y apoderarse de la bandera, y que resultó ser el sargento mayor Guillermo Morris; cargó contra él con tal furia que, después de atravesarlo de parte a parte, queda su sable tan clavado en el mamparo que no puede desprenderlo. Se le echa el enemigo encima, y herido de un balazo en la cabeza salta al alcázar, en donde ve a su comandante tendido en el suelo, malherido, y al acercarse a socorrerle, le dice: "granadero, di a tus compañeros que ninguno se rinda, sino después de muerto".
Todavía le quedan bríos a Martín Álvarez para luchar una hora más al lado de su comandante muerto, y al fin, desangrado, cae exánime. Sólo entonces, y cuando del navío no queda en pie un solo defensor, puede el inglés arriar la bandera del "San Nicolás de Bari".
En un interesante artículo, original del culto y prestigioso historiador militar, general de infantería Bermúdez de Castro, publicado en el periódico "Ahora" el día 14 de julio de 1936, relata una visita a Gibraltar, en donde, en un fuerte, vio un antiguo cañón con esta inscripción: "14 de febrero de 1.797 –"San Vicente"- Ship "Captain"- Ship "San Nicolás"- "Martín Álvarez".
Interesado por esta inscripción, al cabo de cierto tiempo de consultar los ingleses sus archivos, recibe la siguiente contestación: "al arriar los ingleses la bandera del "San Nicolás", encuentran a Martín de centinela junto a la bandera; después de ensartar al oficial como una mariposa con un alfiler, sin poder desprender el sable del mamparo en el que estaba clavado, coge el fusil a modo de maza, tumbó a los que le rodeaban, hizo huir al resto, a los que persigue a mazazos, sube al alcázar y, ya acribillado de heridas sucumbe cumpliendo la consigna. Nadie osa arriar la bandera hasta que el granadero expira".
"Ponen los ingleses una bala a los pies de cada muerto y los arrojan al agua, y al llegar a Martín Álvarez recibe los honores de ser envuelto en la bandera que tan briosamente había defendido; forma la tripulación inglesa y da en su honor tres hurras".
Se publica la Real Orden de 12 de diciembre de 1848, que dispone "que haya perpetuamente en la Armada un buque del porte de diez cañones abajo, que lleve el nombre del heroico granadero". La fragata "Dolorcitas" fue la primera a la que se puso su nombre. Treinta años después (04-07-1.878), y perdido totalmente el buque antes citado, sale otra Real Orden disponiendo que se designe un buque del tipo ya dispuesto para que se le dé el nombre de Martín Álvarez, y que su nombre figure constantemente, y como premio, en la nómina de revista de la 1ª Compañía del 7º Batallón del 1º Regimiento, nombrándole el coronel en la Revista de Comisario.
Se le da su nombre a un cañonero adquirido en América.
La Marina honró a este héroe enviando una compañía de guardiamarinas de San Fernando con la banda de música, cornetas y tambores a dar solemnidad a la inauguración del monumento y paseo que con su nombre le dedicó Montemolín (1.938).
La crónica del oficial inglés relataba la batalla y decía:
“.../..Pero en el barco español “San Nicolás de Bari” queda algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. Un oficial inglés que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado español, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el oficial no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Un nuevo oficial y soldados se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial y hiere a dos soldados. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros los ingleses. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso.
Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato. Una bala atada a los pies. Un responso del capellán y por una tabla deslizase hundiéndose en el mar. Al llegar al turno al centinela español, Nelson ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor.
Los ingleses comprueban que el centinela Martín Álvarez no estaba muerto, sino mal herido. Lo curan, lo llevan a Lagos, en el Algarve al sur de Portugal y le dan pasaporte para volver a España.
Su Majestad el Rey confió el papel de Fiscal de la causa al Mayor General de la Armada D. Manuel Nuñez Gaona.
En el interrogatorio de Martín Álvarez se dijo lo siguiente:
El General Núñez: - ¿Se encontraba en el navío “San Nicolás de Bari” con ocasión de rendirse este barco a los ingleses?-.
Martín: - Yo no he estado nunca en el “San Nicolás de Bari” en ocasión de rendirse a los ingleses.
El Fiscal: - ¿No te encontrabas en el “San Nicolás de Bari” el 14 de febrero?-.
Martín:-Sí señor¬-.
El Fiscal: ¬-¿Y no fuiste después a poder de los ingleses?-.
Martín:- Si señor-.
El Fiscal: - Entonces, ¿por qué niegas haber estado en el “San Nicolás de Bari” con ocasión de rendirse a los ingleses?.
Martín: - Porque el “San Nicolás de Bari” no se rindió, sino que fue abordado y tomado a sangre y fuego-.
El Fiscal: - ¿Y a qué llamáis entonces rendirse?-.
Martín: - Yo creo, que no habiendo ningún español cuando se arrió su bandera, mal pudieron haber capitulado.
El Fiscal: -¿Pues donde estaba la tripulación?-.
Martín: - Toda se hallaba muerta o malherida-.
Tras la investigación sumaria que se instruyó por el combate el Fiscal se expresa:
"No puedo pasar en silencio la gallardía del granadero de Marina Martín Álvarez, perteneciente a la tercera compañía del noveno batallón, pues hallándose en la toldilla del navío San Nicolás cuando fue abordado, atravesó con tal ímpetu al primer Oficial inglés que entró por aquel sitio que al salirle la punta del sable por la espalda la clavó tan fuertemente contra el mamparo de un camarote, que no pudiendo librarla con prontitud, y por desasir su sable, que no quería abandonar, dio tiempo a que cayera sobre el grueso de enemigos con espada en mano y a que lo hirieran en la cabeza, en cuya situación se arrojó al alcázar librándose, con un veloz salto, de sus perseguidores".
Por los méritos recogidos en la batalla, se le quiso como premio ascender a cabo, impidiéndolo su analfabetismo, aprendió a leer y escribir en pocos meses y fue nombrado cabo el 17 de febrero de 1798 y en agosto de ese mismo año cabo primero.
"El Rey nuestro señor, ha visto con satisfacción el denodado arrojo y valentía con que se portó a bordo del navío San Nicolás de Bari, el granadero de la 3ª Compañía del 9º Batallón de Marina Martín Álvarez, cuando el 14 de febrero de 1797 fue dicho buque abordado por tres navíos ingleses; pues habiendo Álvarez impedido por algún tiempo la entrada a un trozo de abordaje, supo también defender la bandera que el Brigadier D. Tomás Geraldino le había confiado antes de su muerte, y con su valor hizo de modo que aquella se mantuviese arbolada aun después de todo el grueso de los enemigos tenían coronado su navío. Teniendo también S.M. en consideración de la honrada conducta que en el servicio observa Martín, se ha servido concederle 4 escudos mensuales por vía de pensión vitalicia, en premio de su bizarro comportamiento; y es su real voluntad que se les haga saber esta benévola y soberana disposición, al frente de toda la tripulación y guarnición del navío donde se halle embarcado".
Una mañana en que Martín Álvarez estaba de guardia en el navío “Concepción”, sufrió una accidental caída, dándose un fuerte golpe en el pecho por lo que hubieron de desembarcarlo e ingresarlo en el Hospital de Brest, donde falleció el 23 de febrero de 1801.
Cuando la Patria nos ha necesitado, siempre hemos respondido a su llamada sin escatimar esfuerzo y sacrificio.

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